El otro día hablaba en stories de Instagram sobre las decisiones y me quedé pensando… ¿Por qué? ¿Por qué hay decisiones que tomamos, ejecutamos y nunca miramos atrás, mientras que hay otras que deseamos con todo nuestro corazón y nos cuesta horrores dar el primer paso?
A veces ni somos conscientes de la energía que gastamos pensando una y otra vez en tomar esa decisión: separarnos, empezar a hacer actividad física, dejar un trabajo, contar algo, cambiar nuestra alimentación…
Y lo peor es que muchas veces tampoco nos damos cuenta del miedo que nos provoca ni de la creencia limitante que estamos alimentando al postergarla. Pero no termina ahí, señora, porque imaginate todos los objetivos, sueños y momentos maravillosos que podrías estar experimentando si YA hubieras tomado esa decisión que venís pateando hace años.
¿Qué viene después de cruzar ese límite? ¿Cuál es el costo diario de seguir girando en la misma calesita sin avanzar? ¿Cuánta felicidad, cuánta grandeza, cuánta belleza, cuánta diversión estás dejando de lado HOY por no dar ese simple PASO?
Entonces me pregunto: ¿qué vale más? ¿El miedo? ¿Los obstáculos? ¿Las excusas, las resistencias? ¿O TODO ESO ESPECTACULAR que está esperando del otro lado de la valla?
Hagamos la lista. Yo empiezo HOY y empiezo YAAAAAAA.
¿Y vos, mi querida? ¿Qué decidís por última vez hoy?
